«A mi padre lo iban a matar si entraba al pueblo», así comienza esta historia, en la que por indulgencias del azar supo leer Plácido Navarro en los dados que le jugaba el destino; por caprichos del infortunio, hubo de dejar atrás un camioncito Ford rebosante de viandas y a una mujer que no cejaría en vigilia por su regreso; por esas vueltas de la vida, sería transformado en otro hombre, con otra leyenda y estatura, de concurrente que prefiere el anonimato en la platea, a actor en el retablo de una Historia mayor.
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