Son materia de Cuatro copas llenas, esencias líricas de la condición humana: el temor a la soledad, al olvido, al inevitable fin de los ciclos. La poesía se sitúa como último refugio del impulso vital, lumbre de suave erotismo, estampa de serenidad frente al paso del tiempo… El canto se expande y eleva con la franqueza de las cosas trascendentales, para recordarnos que aun queda esperanza, mientras unos cuantos versos nos puedan traer un atisbo de luz.
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